miércoles, 31 de julio de 2013

41º Experience


Es para mi realmente difícil explicar con palabras lo que fue la experiencia de anoche de comer en 41º Experience…
Vamos por partes:
Me costó casi una hora sentirme a gusto en el local, la entrada es muy dura, nosotros no sabíamos si eso era un restaurante o un local de intercambio de parejas, la luz, la música, las proyecciones, el mobiliario, el ambiente en general, no es digamos, como para que te sientas cómodo. Una vez los cocteles fueron saliendo, y los nervios fueron desapareciendo, parece que poco a poco, te vas olvidando e incluso al final, creo que hasta te gusta…
La sensación que me dio a mí, es que 41 es una evolución de Elbulli, en cambio, porque creo que olvidaré relativamente pronto los “platos” que comí?, es una pregunta que nos hicimos Ana y yo ahí sentados y que incluso le comentamos al maître… Pienso que esta puesta en escena (al menos a mi) me impone mucho, y no me permitió disfrutar  de la cena.
El servicio es muy atento, y no habría ninguna pega, pero aquí también hay cosas que te sorprenden, se ponen a tu altura (físicamente) por lo que se tienen que agachar como si recogiesen algo del suelo, para darte cada explicación, que por otro lado es muchas veces excesiva… no me enteré de la mitad de las cosas que comí, ya que cada plato contenía un buen párrafo de explicaciones… cosa que a mi… tampoco es que me interesara tanto…
Muy buenos los cocteles, y muy buenos los vinos, nos gustó mucho la sumiller y sus apuestas…
Parece como si Ferran y Albert tras una noche loca y con unos cuantos gin tonics y tras imaginar un imposible restaurante, se dijeran el uno al otro, ¿a que no tienes cojones a hacerlo? Y ahí lo tienes… el 41º
Después yo creo que el local tiene algunos problemas para el disfrute, mesas muy cerca unas de las otras, la nuestra estaba en medio del paso de los camareros, y se oye demasiado al chef pidiendo, o reclamando los platos, esto te vuelve a la realidad.
La música y las proyecciones son en algunos momentos, realmente muy buenos, opera, clásico, versiones de los 80’s…
En cuanto a cocina, la verdad es que detrás de todo este montaje hay mucho trabajo, los bocados son muchos de ellos muy buenos, hay mucha acidez, picante, juegos con los agrios, amargos, revisan el jamón, el caviar, la cocina mejicana, peruana, japonesa, vietnamita, en 41 bocados cabe todo… realmente es genial.
Estoy muy contento de haber ido, aunque yo soy más un gourmand que un gourmet, a mi me va el placer puro en vena… pero todavía hoy no sé si soy capaz de valorarlo como se debe. Me han rotos demasiados esquemas de un restaurante como para que yo lo valore como tal.
No os voy a aburrir contándoos los platos, os pongo algunas fotos y ya…
















2 comentarios:

Carlos dijo...

Me pasa lo mismo... me senti incomodo y no me gusto mucho lo que comi
Saludos

Lisbeth See dijo...

Es interesante comprobar el efecto tan diferente que causa una experiencia 41 a diferentes comensales, aún teniendo similares CV gastronómicos. A mi me pareció desde el principio un espacio duro para que te concentres mucho en los diferentes espectáculos: comida, bebida, música, imágenes, hasta en los camareros que se agachan para hablarte y así no puedes olvidarte de sus caras….A mi me parece una apuesta arriesgada, exclusiva, súper profesional y gastronómicamente elevadísima.