miércoles, 15 de septiembre de 2010



ANA
Me enfrento a una hoja en blanco en la que pretendo explicar que supone para mí la persona más importante de mi vida, y sé que seguramente nunca lo consiga transmitir.
La verdad no sé por dónde empezar, ni cómo enfocarlo.
Y es que Ana, además de ser mi socia, mi amiga, mi compañera y la madre de mis hijos, es una persona excelente, a la que además de querer, admiro.
Y la admiro, por su fuerza de voluntad, por su personalidad, (que creo que fue lo que más me gustó de ella). Ana es una persona que no se deja llevar por nada ni por nadie. Que forja el camino que su corazón le dicta, sin fijarse en lo que los demás pueden hacer, pensar o decir. Y eso, en este mundo en el que nadie se arriesga, es cada vez más difícil.
Una persona con carácter, sensible, perfeccionista, exigente consigo misma primero y después con los demás, cariñosa, muy humana y cercana a las personas y una magnífica madre. Vamos que soy un tipo afortunado.
Uno de los motivos por el que nuestra relación sigue gozando de buena salud, se lo debo a Ana y es que nunca jamás deja una heridita abierta, siempre que tenemos un problema o conflicto ella se empeña en hablarlo y dejarlo todo solucionado.
Capitulo 1: La pequeña extravagante.
Nos conocimos el 11 de noviembre de 1987, (echa cuentas…) aunque la verdad es que ya nos habíamos visto unos meses antes, por aquel entonces yo aterrizaba en la Escuela de Hostelería de Castellón (FP), solo, quería ser cocinero y me encontraba en un colegio donde la mayoría de chavales que veía a mi alrededor eran casos escolares a los que sus padres “colocaban” en la escuela para darles un trabajo como cocinero o camarero, vocación 0, y nivel escolar 0. Tras darme cuenta de donde estaba, (recuerdo que el primer día de cole nos enseñaban a sumar… imaginaros el nivel) y sentado en el patio, con mi aspecto de extraterrestre, pendiente, pelo teñido de negro, chupa de cuero… ejem… (era digamos… diferente) levanto la vista y veo una pareja que me llama la atención, él también vestido de negro, y ella, pequeñita con el pelo cardado naranja y nada que ver con la marabunta gris que me rodeaba. Pensé: Bien, espero que estos dos se queden por aquí.
Mi gozo en un pozo, pasaron los días, las semanas e incluso los meses y no los volví a ver, hasta que un buen día, pasa a mi lado “la pequeñita”, con su pelo naranja, unas sandalias súper raras, y con un andar diferente, se me cambió la cara, pasó a mi lado, y pasó… como si no me hubiese visto…
Yo era y sigo siendo muy tímido, y aunque me moría de ganas por conocerla nunca me atreví a acercarme a ella. Hasta que un buen día, en la cafetería que había en frente del colegio mientras yo hablaba con una amiga común, la pequeñita extravagante me abordó, nos presentamos, empezamos a hablar de música y quedamos para ir a Castellón por la tarde, yo estaba interno y los miércoles por la tarde podíamos volver más tarde.
En el autobús que nos llevaba a Castellón me llevé un jarro de agua fría, (imagino que ella también) nos confesamos las edades, yo 16 ella 21, era una “vieja” no había nada que hacer… Recuerdo que pasamos toda la tarde hablando y hablando sentados en un banco, me olvidé por un momento de la edad y nos dedicamos a hablar, y me di cuenta de que Ana (la pequeñita) era una persona especial, conectamos a la perfección, las horas pasaron volando, no sé cuantas horas estuvimos juntos, 4 o 5, pero recuerdo a la perfección como me pasaron volando. Fue absolutamente increíble, llego el momento de volver al internado, de pasar de la más absoluta luz a la oscuridad más profunda, de la alegría a la tristeza, del día a la noche.
De vuelta al internado, estaba nervioso, mi corazón latía como nunca, estaba absolutamente enamorado… aunque a la vuelta seguía pensando, tiene 21 años…. Mierrrrrrrrrrda.
Años después Ana me confesó que cuando me vio por primera vez en el patio del colegio meses atrás, les dijo a sus compañeras de piso que había visto a su “príncipe azul”, ¿bonito, verdad?
Este es sólo el primer capítulo de una bonita historia de amor que hoy, 23 años después continua.
Y es que AQ no deja de ser una etapa más de nuestro viaje por esta vida en común, después de empezar a convivir juntos, de cambiar de ciudad e ir a BCN, de crecer profesionalmente, de unir nuestros esfuerzos para inaugurar un hotel, de tener 2 preciosos hijos en común, después llega AQ en el que hacemos nuestro sueño realidad con nuestras alegrías y nuestros sufrimientos.
Está claro que en esta vida nacemos y morimos solos, no sé cuando llegará mi hora, pero me puedo sentir muy feliz de haber compartido mi vida con una persona tan especial como Ana.
Ahora releo mi escrito y me doy cuenta de que NO he conseguido transmitir al 100% lo que puede representar para mi haber compartido lo que llevo de vida con Ana, pero me temo que no lo sé hacer mejor… lo siento.

5 comentarios:

encantadisimo dijo...

Bonito!!!

Anónimo dijo...

Quermos una replica por parte de Ana¡¡¡

Ferran dijo...

Me has llevado al 87! (yo 20)

Plas, plas, plas

Unknown dijo...

Quintin, preciós el que dius. M'ha falta molt poc per plorar d'emoció

Pau López Coca dijo...

Enhorabona, Ana. Tens a casa un cuiner, pare, sommelier, relacions públiques i amant. Què més vols ?

Xavier i Coia